PRE-SEMINARIO 2017, ATOTONILCO EL ALTO

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Del 24 de Julio al 6 de Agosto del 2017

Ante la expectativa de cuantos iban a ser los ingresados al pre-seminario 2017, llegaron por la providencia de Dios 24 jóvenes con el corazón en la mano para descubrir lo que Dios quiere para ellos.

Eran las 10:00 a.m. y los jóvenes con sus familias llegaban al Seminario Menor de Atotonilco con la alegría del llamado de Dios y el suspenso que les provocaba el vivir esta experiencia de pre-seminario.

Algo extraordinario de la vida del Seminario es que se propicia un ambiente fraterno y cálido de tal modo que en menos de dos días, el trato era tan cercano que pareciera que tuviéramos años de conocernos, la fraternidad y los amigos surgieron rápido, todos en verdad estuvimos muy contentos con esta experiencia vivida.

Cabe resaltar que en el seminario los jóvenes estuvieron trabajando todas áreas que el hombre por naturaleza tiene, como lo es el área humana, espiritual, intelectual, psicológica y apostólica. Por ello, afirmo con toda certeza que estos jóvenes después de esta experiencia no son los mismos, han tenido un cambio tanto interno y externo, gracias a la acción de Dios y a su esfuerzo personal.

Fueron muchos los momentos de encuentro con el Señor, donde los jóvenes con un corazón inquieto se presentaban humildemente ante Su Voluntad.

Los deportes más destacados de este pre-seminario, fueron el fútbol y el voleybol, no es por nada pero creo que para este próximo curso se podrían formar muy buenas selecciones.

Casi todas las noches teníamos alguna dinámica, película, juego, etc. Estoy convencido de que los momentos que nunca se olvidan son precisamente estos, el estar sonriendo con el otro, el estar compartiendo nuestra vida.

Un día a la hora de deporte cayó un granizal, fue lo que prendió el ambiente, empezó a llover y la alegría aumento, todos empezamos a correr y a escondernos, por fin uno de los seminaristas tomo un puño de granizo y se lo aventó a un compañero, después de unos minutos, todos estábamos aventándonos granizos, fue un momento muy divertido. Esta experiencia me puso a pensar que tanto disfrutamos los regalos que Dios día a día nos regala a través de la naturaleza, es importante disfrutar lo que Dios nos da, esta ha sido mi grande lección.

Todos los días celebramos la Santa Misa con diferentes sacerdotes invitados, cada uno a su estilo y experiencia motivaron a los jóvenes a dar una respuesta generosa al Señor, de todas las experiencias compartidas, en lo personal me quedo con lo siguiente “el Señor no quiere perfectos, quiere amigos.” Entreguemos nuestras vidas al Señor, con alegría y humildad.

De 9:15 a.m. a 2:15 p.m. era el horario de clases, la verdad no era uno de los momentos favoritos de los jóvenes, pero cabe resaltar que la gran mayoría se mostraron interesados en su formación académica, necesitamos sacerdotes preparados, que sepan responder a los conflictos y problemas de nuestro tiempo, invito a todos a orar por los sacerdotes.

En el receso, la tiendita era el lugar más frecuentado, cocas y papas y una buena platica. Era un espacio para conocer más a profundidad sus inquietudes y sus luchas.

En la segunda semana del pre-seminario por las tardes se tenían algunas charlas vocacionales, por ejemplo, la de (Abraham, Moisés, María, David) creo que esto ayudó a los jóvenes a iluminar su proceso vocacional.

Esta experiencia vocacional ha sido un regalo de Dios para estos muchachos, ellos han cambiado sus vidas, han conocido al que los llamó y les dijo “los haré pescadores de hombres” sus vidas no serán las mismas, se han ido con un corazón transformado por el Señor. Agradezco al Señor esta experiencia, invito a todos a seguir orando al Dueño de mies para que envíe trabajadores a su viña.

Padre Jesús Padilla Íñiguez