Por:Lupita Gómez González

En Tierras Coloradas, municipio de Acatic, Jalisco, el pasado 30 de abril entraron en procesión las reliquias del Beato Miguel Gómez Loza, los sacerdotes amigos y los neosacerdotes recientemente ordenados acompañando al presbítero Ernesto Padilla Iñiguez en la celebración de su primer Misa.

El encargado de predicar fue su hermano el prebítero Jesús Padilla Iñiguez, quien en una nutrida homilía entre otras cosas le dijo:

“Mi querido hermano sacerdote, el tercero de cinco hermanos, el último de los 12 nuevos sacerdotes, el llamado “Matías” del grupo: padre Ernesto, que bendición poder hablar en nombre del Señor Jesús en tu Cantamisa, hablaré de manera especial sobre el ser sacerdote a un nuevo sacerdote, eres por gracia de Dios, especialmente, “mi hermano sacerdote” a quien quiero mucho como a toda mi familia. ¡Alabado sea Dios, por compartir su Ser Sacerdotal contigo y conmigo!”

Continuó: “He tenido el privilegio de estar contigo cuando como diácono celebraste con tantos nervios y entusiasmo tu primer bautizo, (pobre por poco lo ahogabas), también estuve en la primera boda que presidiste (Enrique y Karina, quienes quedaron bien casados), y hoy con mucha emoción y alegría, soy testigo de tu primera misa.  Ya solo me falta confesarme contigo, para morir en paz”.

“El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres. Ha estado grande con nuestra parroquia y con nuestra comunidad de Tierras Coloradas; grande con nuestra familia tan ordinaria, pero también, tan extraordinaria: una familia de dos hermanos sacerdotes. Qué locura de Dios, ¿no les parece?, ¡Bendito sea su Plan de Salvación!”, prosiguió.

“Padre Ernesto, el Señor nos miró en estas Tierras Coloradas, Él sembró la semilla de la vocación en nuestra familia y ha germinado. Qué gran gusto verte sacerdote, te ves radiante, transfigurado. Tu sonrisa brilla más y tus risas son de un enamorado”, le explicó a su hermano.

“Después de la Ordenación, cuando veníamos de regreso a casa, a eso de las 18:30, me tocó ser el chofer de mi hermano, por primera vez. Los dos solos, los dos juntos, en medio de aquel aroma a Santo Crisma, “ni las ventanas quería bajar para que no se fuera el buen olor”. Y antes de conversar sobre su experiencia en la Ordenación, me dijo: ¿qué te parece si rezamos el Santo Rosario o las Vísperas? Nuestras primeras palabras como sacerdotes, se dirigieron a la Virgen María. Fue una oración por toda la familia” explicó.

“Nuestra Señora de Guadalupe, te pido que protejas a tus sacerdotes, que nunca nos falte tu amor de Madre” reiteró.

Ernesto ¿Por qué te hiciste sacerdote?, hoy en el Evangelio, Jesús pregunta a los discípulos que le siguen: ¿Qué buscan?, ¿por qué sigues a Jesús?, ¿qué buscas de Jesús al ser sacerdote?

Buscar a Jesús, estar con Él, vivir con Él, es necesario para ser sacerdote, porque como sacerdote debes:

1ro) Ser “amigo de Jesús” Padre Ernesto, busca a Jesús como amigo… “Jesús quiere de ti un amigo”.

2do) Ser hombre de Eucaristía y ser Eucaristía. Hoy cuando consagres por primera vez, estarás en el cielo y el cielo contigo. Disfruta de este gran Don y Misterio, porque de tus manos brotará, por obra del Espíritu Santo, el Pan bajado del Cielo, en ocasiones querrás partirte para estar en todos lados donde te demande alguna necesidad, tendrás que ser un Sacerdote Eucaristía, es decir, ser otro Cristo, vivir crucificado para que a todos alcance tu sacrificio.

3ro) Ser sacerdote de la Palabra En ocasiones aun cuando hayas preparado tu homilía, el Espíritu te sorprenderá. Pídele con fe que te de el don de “la sabia improvisación”, cuando tengas que hablar de manera imprevista.

A mí me pasó a los pocos días de ser sacerdote, tenía preparada la homilía para una boda, y diez minutos antes me dice el sacristán que la misa iba a ser de quinceañera, porque estaban llegando a la parroquia muchos muchachos con traje. Y cuando salí a celebrar la Eucaristía, ¡oh sorpresa!, era una “graduación de la universidad”. ¿Qué decir en esos casos? Pedir al Espíritu con mucha fe que te dé las palabras oportunas, te sugiero que tus predicaciones no seas largas y aburridas, Que tu predicación no huela a libros, sino a corazón, a amor, a vida espiritual, a encuentro con la Palabra conoce a Jesús Sacerdote viviendo en ti eternamente

4to) Ser hermano de otros sacerdotes Padre Ernesto vive siempre en fraternidad sacerdotal, adonde el Señor te envíe y con quien te toque trabajar, busca siempre ser fraterno: cuando te encuentres con los errores humanos, siempre después de algún malestar, resentimiento, amargura, no pierdas la calma, sabiendo que el demonio tiende continuamente a agitar las aguas (como afirmaba el Cardenal Carlo María Martini). En mis tres años con diez meses de sacerdote, te aseguro que con todos se puede trabajar por el bien del Reino.  Padre Ernesto se siempre fraterno y te aseguro que vivirás feliz como sacerdote, porque no hay felicidad, es más, “no hay santidad sin fraternidad”.

5to) Ser sacerdote de oración, escucha y contemplación. Orar es estar unido a Dios y a su Pueblo. Todo proyecto si no respalda con la oración, se derrumba. Abre tus días sacerdotales con la oración y termínalos en oración. Debes ser un sacerdote que ora y que escucha. “Se sacerdote para todos”. Se misericordioso, nunca juez; si has de corregir hazlo con claridad, con amor y como Jesús lo haría. Que Jesús Sacerdote viviendo en ti, te lleve a todos, empezando por los más alejados, tristes, pobres, desamparados y solos.

Buscar a Jesús implica toda la vida:

6to) Ser discípulo suyo, ir siempre siguiendo sus pasos de Buen Pastor. Padre Ernesto sigue a Jesús cada día, cada momento de tu vida sacerdotal, Él te llevará por donde nunca imaginarás; en ocasiones será muy palpable su presencia, pero en otras, solo parecerá ausente. Nunca olvides que está adelante en el camino. “Camina con la firme certeza de que Él siempre está contigo”, y sabiendo que “quien le sigue no camina en tinieblas, sino que tiene la luz de la vida”.  “el sacerdote vive en un combate espiritual muy fuerte”.

Lucha con todas tus fuerzas para no caer en la tentación, busca agradar en todo a Dios, porque me da horror imaginar cuanto debemos pagar los sacerdotes por nuestros pecados.

7to) Ser un fiel administrador de los sacramentos siendo “sacerdote intercesor”. Ser sacerdote es convertirse en intercesor, “intercederé”: dar un paso en medio de dos personas. El sacerdote es intercesor, porque toca la debilidad del hombre para ponerla frente a Dios y toca la fortaleza divina para ponerla frente al hombre, a través de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía y, sobre todo, el de la Reconciliación.

Jesús es el Sumo Intercesor, porque toca la humanidad para ser hombre y toca la divinidad para ser Dios (Cardenal Martini). Padre Ernesto, busca siempre ser un sacerdote intercesor. Dedica tu sacerdocio especialmente a la confesión, hoy hay una gran necesidad de sanar almas heridas con la misericordia de Dios.

Por último te digo, hermano sacerdote, que:

“En nosotros tu familia, nunca pongas tu mirada, porque en todos encontrarás grandes defectos y debilidades, porque Dios hace bien a su creatura, pero ten presente que tu mirada y referencia, tu modelo a seguir siempre es Jesús, el Buen Pastor, el Sumo Sacerdote”.

“Carnal me pondré de rodillas frente a ti porque eres sacerdote, para que me bendigas y siempre me levantes cuando veas que caigo. Quiero ser un sacerdote santo, ayúdame en eso. Sé que lo lograrás. Y como un adelanto a mi muerte, te voy a dar una primera reliquia, así lo quiero llamar, pongo a tu custodia el purificador que limpió mis manos consagradas el día de mi ordenación… lo guardé para este gran día”.

“Cuenta con mi oración especialmente por ti, pido para que al momento en que te presentes a Dios Uno y Trino, que te creó, te redimió, te quiso sacerdote, te mire con amor por haber sido un sacerdote alegre, servidor y fiel. Que así sea. María Madre de los sacerdotes, ruega por nosotros”, finalizó.

Al momento de las ofrendas, acto seguido como lo marca la ceremonia, le entregaron los ornamentos que luego fueron bendecidos por el párroco J. Guadalupe Gómez N., así como, de los vasos sagrados bendecidos por el párroco Juan Roberto Chavez B.

Para la fiesta, con una gran agilidad desmontaron el altar que luego sirvió de escenario donde se llevó a cabo, la música del maricahi y una deliciosa comida, sin faltar el pastel.

Felicitamos al nuevo sacerdote y rogamos al Dueño de las Míes que le acompañe en este ministerio a Él encomendado.