Quiero que meditemos en el tema de la mentira porque tiene muchas consecuencias en el presente y el futuro del mundo y de nosotros mismos, puede ser que sea algo trillado y nada llamativo porque es el deporte de moda en la vida diaria que todos jugamos y que cuando nos encontramos con personas que no quieren entrarle, las tachamos de extraños, persignados, y otros muchos calificativos que podamos señalar.  Para nadie es extraño que digamos mentiras y que en cada oportunidad que tengamos de comentar las cosas, de hablar con las personas, hagamos uso de mentiras con toda normalidad como si fuera lo ordinario, lo que se debe hacer, como si actuáramos correctamente, de ahí que te quiero invitar a tomar conciencia de las consecuencias que va teniendo en la vida el jugar con la mentira.

El diccionario nos dice que mentir viene del latín mentiri, y tiene los siguientes significados:

  1. v. intr. Decir una persona lo contrario de lo que sabe, cree o piensa mintió para que no lo castigaran. engañar, faltar a la verdad.
  2. Inducir a error, falsear.
  3. Hacer o fabricar una persona una cosa falsa. Falsificar, inventar.
  4. Desentonar o no conformar una cosa con otra.
  5. Mentir más que hablar se usa para indicar que una persona dice muchas mentiras habitualmente.
  6. ¡Miento! Se usa para corregir un error que se ha cometido al hablar llegué a las ocho, ¡miento!, a las siete.

Si nosotros no le damos importancia a la mentira y vivimos como si nada pasara, como si estuviéramos haciendo bien en el hablar y decidir de las cosas, los golpes de la vida nos van enseñando que cuando alguien juega con nosotros y nos engaña con mentiras nos cala mucho, nos sentimos usados, llega la vergüenza, el coraje, la rabia y puede ser que hasta la violencia porque alguien nos ha visto la cara de tontos y hasta entonces reaccionamos, el porqué hay tanta gente que es así. Pero se nos olvida que otras muchas veces nosotros tomamos el mentir como jugarreta.

Ángel Verdugo en el periódico el financiero del 6 de febrero señalaba lo siguiente a propósito de los candidatos políticos: “Nada nuevo digo cuando afirmo que mentir es el verbo que con más placer conjugan los candidatos en pos de un puesto de elección popular; es tan profunda y arraigada la adicción a mentir, que candidatos y dirigentes partidarios —en no pocas ocasiones— mienten sin necesidad, casi por placer podríamos decir.

Los electores saben, sin duda, que lo que dicen los candidatos que harán una vez que triunfen y tomen posesión del cargo para el cual fueron elegidos son mentiras imposibles de concretar. En pocas palabras, pues, se acepta, sin el menor remilgo, que las campañas son procesos en los que mentir acerca del futuro es no únicamente permitido, sino aceptado de buena gana por el elector.

Sin embargo, esa permisividad que de manera automática acepta el elector para mentir acerca del futuro prometido, ¿es válido extenderla al presente y en un descuido, acerca del pasado? Uno esperaría que como algo natural, tanto candidatos como partidos y sus dirigentes se sirvieren con el cucharón del pozole —suele decir Gil Gamés— en cuanto a mentir acerca de lo que piensa hacer en el futuro, ¿pero mentir también del presente y el pasado? “

Ya estamos en plena campaña electoral en muchos niveles, por tal motivo que invito a que te serenes, pienses, uses mucho más la inteligencia que el corazón, haz juicios de todo lo que te digan las personas, ve si te están hablando de algo que pueda ser realizable; eso de que a todos tendrán una casa, que se dará dinero a todos, que todos podrán entrar a la universidad, que ahora si serán honestos, que todos los jóvenes tendrán empleo, etcétera, se escucha llamativo pero en mi opinión no es posible aquí ni en Estados unidos ni en Francia donde se hace una rifa para entrar a la universidad.  Querido amigo y amiga, ¡no te dejes engañar por nadie!, ¡no hagas caso de todo lo que te digan porque te llevarás una tremenda desilusión!

Como cristianos somos hijos de la verdad, seguidores y predicadores de la verdad que tiene Jesucristo, es hora de dejar las mentiras empezando por los pequeños engaños y falsedades pequeñas de cada día.