Tras las celebraciones pascuales y en especial de Pentecostés, estamos en fiestas solemnes que nos ayudan a agradecer y gustar de los regalos divinos.
Tuvimos la fiesta litúrgica de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, donde sabemos que Jesucristo es el que intercede y nos une al Padre. Pídanos por las vocaciones sacerdotales y por todos los sacerdotes.
Ya que Dios se reveló uno en tres divinas personas, celebramos a la Santísima Trinidad que nos enseña una unidad perfecta en el amor y la esencia de nuestro ser social.
Así mismo, la solemnidad de Corpus Christi, pues agradecidos adoramos a Jesucristo Pan de vida eterna. Permitamos que el Espíritu Santo siga ayudándonos a estar con estos dones de Dios en caminos de vida, de paz y de caridad. Sigamos pues nuestra santificación.
Con mis oraciones y mi bendición: + Mons. Jorge C. A.