El lunes pasado la Congregación para la Educación Católica publicó un documento titulado “Varón y Mujer los Creó”, en el que propone una serie de criterios para generar un diálogo sobre la cuestión del “gender” o el “género” en la educación.

El documento propone que, sin renunciar a la propia identidad, se esté dispuesto a entablar un diálogo en el que se busquen puntos de contacto y se hagan propuestas en torno a cómo afrontar los puntos de desacuerdo.

En este sentido es claro que, para dialogar, no se debe renunciar a la propia identidad. Sin embargo esto no debe convertirse en obstáculo para escuchar y entender al otro en su situación, siempre en un clima de respeto y esperanza.

El documento de la Congregación para la Educación Católica advierte que mientras que la ideología de género busca imponerse – por tanto deja poco espacio para el diálogo –,  hay estudios científicos sobre el género que buscan profundizar adecuadamente el modo en el cual se vive en diferentes culturas la diferencia sexual entre hombre y mujer; desde estos últimos es posible escuchar, razonar y proponer.

En congruencia a estos criterios para el diálogo, el documento se divide en una introducción, tres partes y una conclusión.

La primera parte se titula “Escuchar” y en ella se hace un recorrido histórico en el que se trata de escuchar y comprender lo que ha sucedido en la últimas décadas en torno al tema del género. Es interesante que el documento ponga en evidencia “puntos de encuentro”, como la igual dignidad entre el hombre y la mujer, el respeto a cada persona en su particular y diferente condición, y los valores de la feminidad y la maternidad.

Sin embargo también señala algunos puntos criticables: como el procesos progresivo de desnaturalización hacia una opción total para la decisión del sujeto emocional; presupone un dualismo antropológico en el que termina siendo más importante que el sexo, llegando a promover una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente libres de la diferencia biológica entre el hombre y la mujer.

La segunda parte, titulada “razonar”, presenta una serie de temas en torno a los cuales se ha de reflexionar, como el proceso de identificación, el análisis filosófico de la diferencia sexual, la formación de la identidad, la complementariedad fisiológica basada en la diferencia sexual.

La tercera parte propone líneas de acción en torno a la antropología cristiana, tal como es hacer conciencia de que el ser humano posee una naturaleza que él mismo debe respetar; la familia como lugar natural en donde esta relación de reciprocidad y comunión entre el hombre y la mujer encuentra su plena actuación; la escuela, como institución que interactúa con la familia de manera subsidiaria; la sociedad y la formación de los formadores cuya tarea es de primordial importancia.

El documento concluye reconociendo el diálogo como el camino más efectivo para una transformación positiva de las inquietudes e incomprensiones en un recurso para el desarrollo de un entorno relacional más abierto y humano.

¡Escuchar, razonar y proponer, una buena estrategia para dialogar!