Por lo general siempre se reconoce a la Virgen María como guía y compañía de todos, especialmente de los que se encaminan a la vocación sacerdotal, o incluso de los que ya son sacerdotes, y sin duda lo es. Sin embargo, en este año, en el que el Papa Francisco a dispuesto sea dedicado a San José, nos ha recordado que el hombre a quien Dios eligió para ser custodio de su hijo único, es, también, custodio de las vocaciones.

Es en el Mensaje del Santo Padre Francisco para la 58 jornada mundial de oración por las vocaciones, publicado el día 19 de marzo del presente año, donde menciona tres palabras clave que San José nos sugiere para la vocación: La primera es sueño; soñar en grande, tener altas expectativas, que van más allá de los bienes terrenos o efímeros. El soñar nos conduce a afrontar con valentía la vida, a luchar por nuestros ideales y la llamada que sentimos que Dios nos hace. La segunda palabra es servicio, que, sin duda, es una palabra que evoca algo propio de quién responde al llamado de Dios. La tercera palabra y última palabra es la fidelidad, que es el secreto de la alegría, es la respuesta silencioso y humilde de todos los días, es el sí callado de cada mañana.

Finalmente compartimos el fragmento de un poema escrito por un seminarista, llamado El carpintero, que hace una analogía entre San José y la vida sacerdotal:

 

…En los sueños me has hablado,

un proyecto para mí has presentado.

Soy sólo un siervo indigno

que teme tener a tu hijo entre sus manos…