RECORDAR ES VOLVER A VIVIR

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Redacción: Psicóloga Verónica Romo Jiménez Fotografía: Especiales

Por esas vivencias que tenemos guardadas
en nuestro corazón y nos hacen sonreír
cuando las recodamos.

Querida Familia Mensajera ¿Cómo recordamos a nuestros papás?, ¿A nuestros seres queridos? Hay mucho tiempo, vivencias, experiencias, encuentros, espacio y sentimientos comprimidos en nuestra memoria.
Recuerdo el café de mediodía sentadas mi mamá y yo en la mesa de la cocina platicando, recibiendo consejos sobre todos los temas, llenando nuestros ojitos de memorias, sonriendo, queriéndonos, ¡tiempo para las dos! Nunca ha sido lo mismo el café sin ella! Ni siquiera entre colegas psicólogos cafeteros!
También recuerdo a mi papá sentado tras su escritorio y yo junto a él, papá en su silla alta y yo en una bajita, el revisando, leyendo, preparando clases y yo siempre leyendo, las tardes que le acompañaba a ver programas televisivos, culturales, museos, pinturas y esculturas, o los sábados de programas de zarzuela u ópera. Siempre con ambos un sentimiento de acompañamiento, aceptación, cariño y cuidado, en fin, de ¡amor!
Nuestras familias actuales están llenas de actividades individuales, horarios repletos, tiempo suficiente para compartir nuestras vidas en redes sociales, para postear nuestra vida soñada o perfecta en Facebook, Instagram, o X, pero todo esto no nos da tiempo de reunirnos en familia, de pasar tiempo de calidad todos juntos, de darnos un tiempo a solas con cada integrante de la familia, tener un día de mamá e hija, o de papá e hijo o viceversa
Todos los de la generación pasada que tenemos recuerdos invaluables con padres, hermanos, abuelos, intentemos rescatar estás memorias, y crear nuevas con nuestros seres queridos, estos recuerdos que acompañarán por siempre a nuestros hijos, que serán para ellos un lugar donde refugiarse del dolor, de la tristeza, de la desilusión, del abandono, de la soledad.
Démosles a las nuevas generaciones herramientas para combatir las heridas y las huellas emocionales de la infancia, armas para combatir el miedo el abandono, el rechazo, la humillación, la traición, la injusticia, el compromiso y/o desprecio, con esos recuerdos hermosos de aceptación, atención, reconocimiento, cariño, amor, valía y autoestima.
Pero ¿cómo hacerlo?
• Acércate a tus hijos
•Conócelos, entérate cómo es su carácter, temperamento, gustos (materias o ciencias, comida, colores, programas, deportes, artes, principios, normas y valores por los que se rige).
• Acéptalos como son.
• Valóralos, así con su perfectibilidad.
• Quiérelos con su sombras y áreas de oportunidad.
• Ámalos con todo tu corazón.
• Establece reuniones de rutina familiar, entabla diálogos profundos.
• Propón sesiones de esparcimiento.
• Organiza salidas familiares a lugares de interés, que propicien la relajación, la aceptación, la alegría y el amor.
• Gánate poco a poco su confianza, que en lugar de buscar ayuda y asesoría entre pares, prefieran el consejo de sus padres que siempre querrán lo mejor para ellos.
• Ámalos incondicionalmente.
• Hazles su comida favorita o utiliza el delivery, coman juntos, escucha con ellos su música favorita y baila, anda en bicicleta, ríe, sal de vacaciones juntos, canta, abrázalos, bésalos, se feliz en su compañía.
Las vivencias que queden en torno a los papás, serán recuerdos que los harán fuertes, capaces de amar y trabajar además de ser felices.
“Hay recuerdos que no deseo borrar, personas que no voy a olvidar. Hay aromas que quiero conservar y silencios que prefiero guardar”.

ORACIÓN

Amado Dios, te entrego mi vida para el bien de mis hijos. Te ruego me permitas establecer lazos fuertes de cariño y amor.
Que sea capaz de dejarles recuerdos que los fortalezcan y los inunden de paz, serenidad, bienestar, protección y cariño. Que siempre recuerden que son amados, aceptados y valorados para que ellos mismos se traten de esa manera.
Te pido que los protejas de todo mal. Guíalos por el camino correcto. Ayúdales a crecer en sabiduría y en amor. Llena sus corazones de tu paz y de tu esperanza.
Envía a tus ángeles para que los cuiden y los protejan. Te pido que los bendigas con salud, felicidad y prosperidad. Que siempre los tengas en tu presencia.
En el nombre de Jesús. Amén.