La Humanae Vitae del papa Paulo VII – Una Encíclica profética a 50 años de haber sido editada – 1968 – 25 de julio – 2018 Parte II

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Por: presbítero Miguel Arízaga Ocegueda

La encíclica papal HUMAMAE VITAE también acusa los efectos desastrosos de los medios artificiales del control de la natalidad, en términos que siguen siendo igual de ciertos hoy en día estos medios:

“Abren el camino fácil y amplio a la infidelidad conyugal y a la degradación general de la moralidad”. (H.V.17)

No se necesita mucha experiencia para conocer la debilidad humana y para comprender que los hombres, especialmente los jóvenes, tan vulnerables en este punto, tienen necesidad de aliento para ser fieles a la ley moral, y es un acto malvado facilitarles burlar su observancia.

Podría también temerse que el hombre, habituándose al uso de las prácticas anticonceptivas, acabase por perder el respeto debido a la mujer y, sin preocuparse más de su equilibrio físico y psicológico, llegase a considerarla como simple instrumento para satisfacer sus propios deseos, y no como a su compañera, a quien debería llenar de amor y cuidados. “(H. V.17)

La última parte de Humanae Vitae está dedicada a las directivas pastorales.

El Papa comprende que “la doctrina de la Iglesia en materia de regulación de la natalidad es una promulgación de la ley divina”. (H. V.19)

Sin embargo, aparecerá a los ojos de muchos difícil e incluso imposible de observar.  Y es verdad que, como sucede con todas las cosas excepcionales por su nobleza y por los beneficios que confieren al hombre, esta ley exige un: serio empeño y muchos esfuerzos tanto de hombres como mujeres, de las familias y de la sociedad humana. “(H. V.19)

Paulo VI recuerda a todos sus deberes específicos. Habla, por supuesto :

  1. De una vida conyugal honesta y virtuosa,
  2. Del autodominio, (H. V.21)
  3. De la autodisciplina con un cierto ascetismo.
  4. La práctica de la continencia, pureza, consideración amorosa entre los esposos, etcétera.

Pero también recuerda los deberes de los educadores “y de todos aquellos que tienen incumbencia de responsabilidad, en orden al bien común de la convivencia humana, sobre la necesidad de crear un clima favorable para el aumento de la castidad, es decir, para el triunfo de la verdadera libertad sobre el libertinaje, mediante el respeto del orden moral. “(H. V.22)

Concretamente: “Todo lo que en los medios modernos de comunicación social excite las pasiones más bajas del hombre y fomente estándares bajos de moral, así como toda obscenidad escrita y toda forma de pornografía y de espectáculos licenciosos, debe ser condenado pública y unánimemente por todos aquellos que se preocupen por el progreso de la civilización y la defensa de los supremos bienes del espíritu humano. “ (H. V.22)